El método Montessori es un enfoque educativo centrado en fomentar la autonomía, la curiosidad y el aprendizaje natural de los niños. Aunque fue diseñado originalmente para el aula, este método puede adaptarse al hogar, proporcionando a tus hijos/as un entorno donde puedan desarrollarse a su propio ritmo y convirtiendo su día a día en una oportunidad para que crezcan con confianza y curiosidad.
Este método no es solo una corriente pedagógica, sino una filosofía de vida que pone al niño/a en el centro de su propio aprendizaje. Diseñado por la doctora María Montessori, este enfoque se basa en la idea de que los/as niños/as tienen un deseo natural por descubrir el mundo a su alrededor y que, con el entorno adecuado, pueden aprender de manera autónoma y significativa.
¿Qué es el método Montessori?
Tal y como te íbamos adelantando, el método Montessori se basa en el principio de que los niños tienen una capacidad innata para aprender a través de la exploración y la experiencia directa en su entorno.
Su enfoque práctico y personalizado busca desarrollar habilidades como la independencia, la confianza y la responsabilidad, mientras se les anima a descubrir y experimentar el mundo a su alrededor de manera significativa.
Aunque suele asociarse con entornos escolares, es un método que fácilmente se puede aplicar en casa, ya que se trata de generar espacios y rutinas que les permitan aprender a través de la práctica, tomar decisiones y descubrir el mundo a su manera, siempre acompañados y respetados por los adultos.
Pero… ¡ojo! No todos los muebles, juguetes o rutinas que se hacen llamar “Montessori” lo son en realidad. A continuación, te explicamos unos sencillos pasos que pueden servirte para aplicar este método en tu hogar y así saber distinguir que es realmente una práctica Montessori:
Cómo lograr un ambiente Montessori en casa
1.Organiza un entorno preparado y accesible
En el método Montessori, el espacio que rodea al niño es tan importante como las actividades que realiza. Para aplicarlo en casa, asegúrate de que el entorno sea ordenado, funcional y accesible para su altura y su capacidades motrices.
Esto puede incluir:
- Estanterías bajas: Los juguetes y materiales deben estar organizados en bandejas, cestas o estanterias puestas a su altura; para que el niño pueda elegir lo que quiere usar y, después, devolverlo a su lugar.
- Mobiliario adaptado: Mesas, sillas o percheros a su altura les permitirán moverse con libertad y seguridad.
- Espacios claros y ordenados: Cada elemento debe tener una función clara, evitando la sobrecarga visual que puede distraer o abrumar al niño.
La clave es que el entorno invite a la exploración, pero también fomente la independencia y el orden de manera natural.
2. Fomenta la autonomía desde actividades simples
La autonomía no se construye de la noche a la mañana, sino a través de pequeñas oportunidades diarias. Por ejemplo, invítales a participar en tareas del hogar como recoger los juguetes, elegir su ropa o ayudar a regar las plantas. Estas actividades no solo les enseñan a ser responsables, sino que también fortalecen su autoestima y confianza.
Es crucial permitirles equivocarse y aprender a su propio ritmo. En lugar de corregir cada error, acompáñales en el proceso y celebra sus avances, por pequeños que sean.
3. Ofrece materiales y experiencias que despierten su curiosidad
Los materiales Montessori están diseñados para fomentar el aprendizaje a través de la experimentación y el descubrimiento.
En casa, no necesitas adquirir productos específicos; en su lugar, busca objetos que estimulen su imaginación y habilidades motoras: puzzles, recipientes para clasificar, bloques de construcción y materiales naturales como conchas o piedras pueden ser recursos disponibles.
Ten presente que menos es más. Mantén pocos materiales disponibles a la vez y realiza rotaciones periódicas para mantener su interés.
4. Respeta su ritmo y sus intereses
Una de las bases del método Montessori es el respeto por los tiempos individuales de cada niño/a. Esto permite que se concentren en las actividades que les interesen y evita interrumpirles.
Si notas que algo en particular capta su atención, como dibujar o construir; facilita los recursos necesarios para que profundicen en ello. El aprendizaje fluye de forma más natural cuando responde a su curiosidad innata.
5. Establece rutinas claras y consistentes
Los/as niños/as encuentran seguridad en la previsibilidad. Establecer rutinas diarias, como horarios para levantarse, comer y jugar, crea un entorno estable que les ayuda a desarrollar hábitos positivos. Estas rutinas también les dan un marco claro para colaborar, como preparar su espacio para trabajar o recoger después de jugar.
6. Fortalece el vínculo emocional
Finalmente, el método Montessori también se basa en el respeto mutuo y el acompañamiento emocional. Escucha a tus hijos/as, valida sus emociones y guíales con paciencia. No se trata solo de que adquieran habilidades prácticas, sino de que se sientan seguros/as y apoyados/as en su proceso de aprendizaje.
Conclusión
Crear un hogar Montessori no significa hacer cambios drásticos o invertir en materiales de alto coste económico. Se trata de pequeños ajustes en el entorno y en tu forma de acompañar a tus hijos, respetando su desarrollo y dejándoles espacio para explorar. Al hacerlo, estarás promoviendo su autonomía, su confianza y su amor por el aprendizaje.
Referencias
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