¿Alguna vez has sentido que lo que piensas o sientes no tiene un espacio en una conversación? ¿O quizás te ha pasado que, al expresar tus ideas, no consigues el resultado que esperabas?
La comunicación es una de las habilidades más poderosas que tenemos, pero no siempre la usamos de manera efectiva. Aquí es donde entra en juego la asertividad, una herramienta fundamental para mejorar nuestras relaciones, reducir el estrés y fomentar el respeto mutuo.
¿Qué es la asertividad?
La asertividad es la capacidad de expresar lo que piensas, sientes y necesitas de manera clara, directa y respetuosa, sin dejar de lado tus propias emociones ni invadir las de los demás. Es una habilidad que te permite defender tus derechos de forma equilibrada, sin caer en la agresividad ni en la evitación.
A menudo, puedes caer en la trampa de ser evasivo, seguramente por miedo a las confrontaciones o las consecuencias negativas que anticipas en forma de conflicto. O, por el contrario, puedes ser agresivo, en el sentido de que pecas de hablar de manera hiriente o tratando de imponer tus ideas sin considerar las propuestas de los demás.
Déjame decirte que la asertividad es el punto medio, constituyendo el espacio en el que tus emociones, como la ira o la decepción, se pueden expresar de forma sana y sin dañarte ni a ti ni a tus relaciones.
¿Por qué es importante la asertividad?
Como hemos ido comentando practicar la asertividad te permite ser fiel a ti mismo, lo que se traduce en una mayor autoestima y bienestar emocional. Al comunicarte de forma asertiva, evitas malentendidos y frustraciones que generalmente agrandan el conflicto de base.
En concreto, la asertividad te puede ayudar a tomar decisiones más conscientes, así como establecer límites claros, protegiendo tu espacio emocional y sugiriendo cambios constructivos para ti y para la relación. Al ser capaz de decir “no” cuando lo necesitas, te estás dando permiso para cuidar de ti mismo sin sentir culpa o temor.
Otro de los beneficios es que fomenta la empatía y la comprensión mutua en una relación, ya que comunicarse desde la asertividad no solo involucra expresar tus necesidades, sino también escuchar y comprender al otro, lo que ayuda a resolver los conflictos de manera más cooperativa.
5 consejos para practicar la Comunicación Asertiva
- Prepara lo que quieres expresar con calma: La asertividad comienza con la reflexión. Si sientes que tus emociones están a flor de piel, tómate unos momentos para pensar en lo que realmente necesitas decir. Respira profundamente y organiza tus ideas antes de hablar, para asegurarte de que tu mensaje será claro y respetuoso.
- Usa el “yo” en lugar de “tú”: En lugar de acusar o señalar con el dedo, habla desde tu experiencia personal. Por ejemplo, en vez de decir “Tú nunca me escuchas o tu siempre me ignoras”, intenta decir “Yo me siento ignorado cuando pasa esta situación”. Esto evita que la otra persona se sienta atacada y facilita la empatía.
- Escucha activamente y empatiza: La asertividad no solo se trata de hablar, sino también de escuchar. Escuchar de forma activa significa estar presente, sin juzgar ni interrumpir, y validar los sentimientos del otro, aunque cueste y en ese momento solo te vengan “pensamientos calientes”. Si quieres que la conversación sirva para llegar a un entendimiento y no para pelear o generar más tensión, la clave está en escuchar para entender y no para contestar. De esta forma, la conversación se convierte en un intercambio de ideas y no en una batalla. Recuerda, el enemigo real es el problema, no la otra persona.
- Mantén un lenguaje corporal coherente: La forma en que te comunicas no solo depende de las palabras que usas. Asegúrate de que tu lenguaje corporal esté alineado con tu mensaje. Si dices algo con firmeza, pero tu postura es cerrada o evasiva, el mensaje se pierde o puede incluso ser contradictorio. Mejor intenta emplear un tono de voz medianamente suave, con una postura que tenga equilibrio con la de la otra persona. Algo que suele funcionar es hablar sentados, ya que así la altura se puede igual y puedes evitar que los gestos amplios se puedan percibir como amenazantes.
- Aprende a decir “no”: Decir “no” de manera asertiva es una de las habilidades más importantes para mantener tu salud emocional. No tienes que justificarte, simplemente sé claro y firme. Es posible decir “no” con amabilidad y sin sentirte culpable por ello.
Conclusión
La asertividad no es solo una técnica de comunicación, es una forma de cuidar de ti mismo y de las personas con las que te rodeas. Al practicarla, creas un espacio en el que puedes ser tú mismo, respetando tus propios límites y reconociendo los de los demás. Es un equilibrio delicado, pero poderoso, que te puede ayudar a resolver los conflictos desde una perspectiva diferente, siendo un equipo con la otra persona.
Si alguna vez te has sentido atrapado por la evitación o el ataque directo, recuerda que la asertividad es una habilidad que se cultiva con el tiempo. Con pequeños pasos, pero con mucha intención, puedes comenzar a comunicarte de forma más consciente y respetuosa, mejorando poco a poco tus habilidades y viendo los efectos en tus relaciones y tu bienestar emocional.
Referencias
Caballero, M., y González, L. (2023). Estrategias de comunicación asertiva en la gestión de conflictos interpersonales. Revista Española de Psicología Social, 38(2), 123-140.
Pérez, R. (2020). El arte de ser asertivo: Claves para mejorar tus relaciones personales y profesionales. Editorial PsicoEspaña.
Kim, M., & Shin, W. (2020). The effect of assertiveness on relationship satisfaction: The mediating role of interpersonal competence. Personality and Individual Differences, 163, 110060.